Malvinas: De Rosas a Perón un sueño postergado

Eduardo Lazzari

Por Eduardo Lazzari

La disputa por la posesión de las islas Malvinas es una constante en nuestra historia. La mayoría de los argentinos tiene a la causa Malvinas como la única motivación patriótica indiscutida, y a los isleños esta obsesión les causa temor y terror, sabedores que hoy no son las Falklands prioridad para los gobiernos británicos, salvo en las declaraciones.

Desde que la Junta de Mayo de 1810 decidió convertir a las “Malvinas” en un presidio, las islas han sido un asunto de gobierno, y la energía dedicada al conflicto ha sido gigantesca.

En 1843 Rosas tomó en serio una propuesta de los poseedores de bonos de la Baring Brothers, para canjear esa deuda por territorio argentino. El embajador en Londres ofrece al año siguiente entregar las islas Malvinas, basándose en los derechos argentinos, diciendo que esa “cesión a los prestamistas ingleses era el medio más pronto y eficaz para cubrir la deuda”. Los británicos no cayeron en la trampa: al aceptar ese pago, hubieran reconocido que las islas eran argentinas. Rosas corrió el riesgo de quedar como el entregador legal de las Malvinas.

En 1865 llega Sarmiento a EE.UU. como embajador argentino, días después del asesinato de Abraham Lincoln. Por eso debió esperar para presentar sus credenciales. Cuando fue recibido por el Secretario de Estado Seward, el sanjuanino reclamó una indemnización por los daños provocados por el ataque en 1831 de la corbeta norteamericana Lexington, pidiendo un desagravio a la bandera argentina.

En 1884 Roca ordena al embajador en Washington exigir al gobierno estadounidense “la más solemne y completa reparación de un agravio que afecta en lo más íntimo el honor y la dignidad de la República”.

La respuesta no fue la esperada: “Como la nueva ocupación de las islas de Falkland por la Gran Bretaña en 1833 se efectuó de acuerdo con un título adquirido previamente…, no se ve que la doctrina de Monroe, invocada por parte de la República Argentina, sea susceptible de aplicación en el caso”.

A pesar de esto, Roca fomentó el comercio de los estancieros patagónicos con los isleños, y así las majadas de millones de ovejas argentinas tuvieron por origen a las malvinenses.

En 1953 Perón encomendó a Alberto Teisaire negociar la compra de las islas. Teisaire conversó el tema con un funcionario británico. En esos días era coronada Isabel II, actualmente reinante y la oferta fue rechazada para evitar una crisis del gobierno de Winston Churchill. En 1973 el mismo Perón discutió seriamente un condominio anglo – argentino sobre Malvinas por 25 años. El 8 de mayo de 1974 el embajador en Buenos Aires, James Hutton, presentó formalmente el plan de las “dos banderas” como paso previo al traspaso de la soberanía.

El destino quiso que los dos protagonistas, Perón y Hutton, murieran a los pocos meses. La crisis argentina posterior a la muerte de Perón olvidó el tema y la tragedia se desataría sólo ocho años después, con la guerra en el Atlántico Sur.

Vale recordar que el mayor logro en casi dos siglos se debe al presidente Arturo Illia en 1966 con la resolución 2065 de las Naciones Unidas, que reconoció la disputa por la soberanía.