Manes y el regreso de una corriente de médicos en la política

La pandemia los puso de vuelta en los más alto de la ponderación pública. Quiénes fueron los médicos de la historia argentina que abrazaron la pasión política.

Eduardo Lazzari

Por Eduardo Lazzari

En estos días, el avispero político bonaerense se ha sacudido por la intención de la UCR de candidatear a diputado a Facundo Manes, cuyo conocimiento y prestigio provienen de la medicina. El quilmeño ha avisado que él va por el premio mayor: la presidencia.

La historia tiene siempre facetas que la hacen muy interesante. El mero relato de los hechos suele ser aburrido, pero cuando se profundiza aparecen curiosidades que vale la pena contar. Para las mayorías, los abogados son los que monopolizan la vida política. Hay algo de razón en esa creencia.

De los 49 presidentes que ha tenido hasta hoy el país, los de facto fueron 13 y todos militares. Los constitucionales se dividen en 3 militares de carrera, 5 sin haber pasado por la universidad y 25 abogados. Sólo 3 tuvieron otras profesiones: Cámpora odontólogo, Macri ingeniero y Arturo Humberto Illia médico. Como anécdota, el general Justo era general y también ingeniero civil.

Pero si de gobernadores provinciales se trata aparece una variada oferta profesional. Militares, abogados, contadores e ingenieros abundan. Pero también hay geólogos (el sanjuanino Gómez Centurión y el riojano Maza), un sacerdote (el santafesino Zavalla), un bioquímico (el mendocino Martínez Baca), algunos odontólogos (los cordobeses Mestre y Obregón Cano), una arquitecta (la puntana Lemme), un veterinario (el formoseño Insfrán), además de la reciente camada de politólogos (el chubutense Buzzi y el mendocino Cornejo). Pero el dato que interesa en estos días es que decenas de médicos han llegado a la primera magistratura de sus terruños.

Santa Fe tiene varias primicias: los primeros gobernadores radical, demócrata progresista y socialista del país fueron elegidos allí. Pero además durante varias décadas fueron gobernados por médicos: Menchaca, Sylvestre Begnis, Reviglio, Binner y Bonfatti.

San Juan, la provincia con mayor cantidad de gobernadores asesinados en el cargo, ha tenido también una larga lista de médicos a cargo del gobierno: Jones, los hermanos Aldo y Federico Cantoni, Leopoldo Bravo y Avelín.

Córdoba entronizó en el sillón de Bustos a los médicos Enrique Martínez (luego vicepresidente), Sabattini, Lucini (también director de orquesta de jazz y tango) y el elegido, pero nunca asumido Illia, que tendría su revancha en la presidencia.

En un listado incompleto, se puede recordar gobernadores médicos en: Chubut, Viglione; Santa Cruz, Martinovic; Tucumán, Critto y el actual Manzur; Entre Ríos, Maciá y Parera; Corrientes, Castillo y Torrent; Santiago del Estero, Antenor Álvarez; Mendoza, Jacinto Álvarez; Salta, Adolfo Güemes y Ragone; Jujuy, Alderete y Ficoseco; Misiones, Barrios Arrechea y el actual Herrera Ahuad; Catamarca, Corpacci; La Rioja, Carreño; La Pampa, Ahuad; San Luis, Ricardo Rodríguez Saá; Formosa, Gutnisky; y en el Chaco, Tauguinas. Río Negro, Neuquén y Tierra del Fuego no han sido gobernadas aún por ningún médico.

En la “hermana mayor”, según definió a Buenos Aires el ilustre Juan José Passo, gobernaron médicos: Udaondo, Fresco, Alende, Bidegain y Armendáriz.

 

Quizá haya que advertirle si a Menes que debe tratar de esquivar la lucha por la gobernación, ya que la maldición que pesa sobre los mandatarios de La Plata es ineludible hasta hoy: si se es gobernador no se llega a la Casa Rosada (vale la pena recordar a Rocha, Irigoyen, Alende, Mercante, Cafiero, Scioli, Vidal… y siguen las firmas).