Máximo Kirchner fue el abanderado del FpV y tuvo su día de alta exposición

Hasta ayer, el diputado había optado por un perfil bajo dentro del Congreso. El escándalo por la reforma lo puso en el lugar que muchos le piden.

El escándalo que se desató dentro y fuera del Congreso de la Nación en la discusión por la reforma previsional fue un quiebre en la vida parlamentaria de Máximo Kirchner. Hasta ayer, el hijo de Néstor y Cristina había mantenido un perfil bajo dentro de la Cámara, algo que revirtió a fuerza de choques con la Gendarmería y cruces con Emilio Monzó, entre otros oficialistas.

Máximo fue el abanderado del Frente para la Victoria dentro y fuera del recinto. Fuera, junto a otros diputados, se cruzó con las fuerzas de Seguridad cuando intentó interceder entra las mismas y los manifestantes. Dentro, mantuvo cruces permanentes con legisladores oficialistas y fue, junto a Wado de Pedro, uno de los más activos a la hora de increpar a los diputados del bloque peronista por su comportamiento legislativo.

Vivió su bautismo de fuego, no por la presentación de un proyecto (redactó 13 en dos años) ni un discurso épico (apenas habló dos veces en el recinto) que quedara en la historia. Mucho más delgado a la vista, puso el cuerpo contra las fuerzas de seguridad y criticó con dureza en los medios a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich.

Marcado a fuego por su historia personal, Máximo tuvo un día de furia que lo ubicó en el lugar de alta exposición. Ese mismo lugar, que dentro del seno de La Cámpora, muchos le exigen para “este momento”.