Chacho, bien acompañado y lejos de Varelita

Carlos Chacho Álvarez puede renunciar a mucha cosas menos a su rutina del cafecito en un bar porteño. Del “Varela Varelita” a Palermo Soho, hay una distancia grande como la que hoy encierra su ignominia.

El bar estaba repleto de jóvenes “nuevos votantes”. Ni si quiera lo miraban para pedirle historias del país que no pudo ser.

Leyendo el diario, como un personaje en blanco y negro, Chacho siempre tiene buena compañía femenina, Hace un tiempo que comparte la vida con una mujer mucho más joven que el batallador ex Frepaso y vice de Chupete.

“Mi amor, pagá!!”, le dijo antes que se olvidara en el mediodía otoñal y soleado. Chacho se despidió con ua sonrisa, lento, con un público que ya no lo aplaude ni lo critica.