Defensor del Pueblo: ningún candidato reúne consensos y Macri sonríe

El nombramiento está trabado y el Presidente tampoco demuestra interés en resolver el problema. Los candidatos se mueven para conseguir los dos tercios. 

Graciela Ocaña, Susana Decibe, Héctor Polino y Humberto Roggero son los cuatro candidatos más firmes pero  ninguno alcanza amplio consenso en ambas cámaras. Se necesitan los dos tercios del Senado y Diputados.

La “Hormiguita” tenía como una fija, a principio del año, que su nombre lo impondría el gobierno de Macri. Sin embargo, como se sabe, las cosas en el Parlamento, sobre todo en el Senado, no marchan bien para el oficialismo.

Ocaña es vista como una dirigente anti peronista y sus denuncias contra el anterior gobierno espantan a algunos legisladores a la hora de apoyarla. Además, si bien no es condición ser opositor para ocupar la Defensoría, la tradición indica que si se encuentra una figura dentro de ese arco, siempre es mejor.

La ex ministra de Educación de Menem, Susana Decibe, creció como una tapada. Viene de la mano de su experiencia y buen vínculo con sectores peronistas, y a la postre, es actual asesora del intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela. Sin embargo, hay sectores del gremialismo moyanista que no la tragan.

Hécto Polino es el que más lo merecería por su larga trayectoria en defensa del consumidor y sus trabajos de análisis tarifario. Pero el socialista, con 83 años, no tracciona en el oficialismo ni en el peronismo. Los del macrismo no quieren un dirigente considerado anti empresas y el PJ tiene una cuestión de piel con su procedencia.

Por último, Roggero es el candidato de Pichetto. Lo asesora y los une un vínculo de amistad. Aunque esto es importante como aval, no alcanza a entusiasmar en otros  sectores del peronismo. Su historia, presidiendo el bloque de diputados en los 90′, lo mantiene como una página congelada de la historia. Además, el gobernador Schiaretti, muy cercano a Macri, lo veta por su mala relación política.

Esta situación de no tener un candidato indiscutible alegra momentáneamente al presidente, al que no le interesan mucho los organismos de control. Aparte sabe que tiene por delante discusiones irresueltas en el campo tarifario de servicios públicos.

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