Perfil de Garavano: futbolero, fan de Ferro y de los Ramones

Arrancó a los 18 años en un juzgado federal, recorrió todas las instancias del Poder Judicial y ayer se convirtió en ministro de Justicia a los 46 años.

Experto en reforma judicial, Germán Garavano construyó su carrera en la Ciudad, donde fue juez y luego fiscal general durante ocho años. En ese periodo construyó una buena relación con el presidente electo. Su gestión en la Fiscalía general estuvo marcada por la modificación de ley del Ministerio Público de la Ciudad, la reforma del Código Procesal Penal y el traspaso de competencias. También levantó la bandera del acceso a la Justicia, descentralizando las fiscalías. A la par, se hizo fuerte desde el mundo de ONGS como Unidos por la Justicia, fundada por Francisco de Narváez, y FLORES.

Cuando dejó el Gobierno porteño, comenzó a recorrer los pasillos de Comodoro Py. Se encargó, entre otras causas, de un conflicto entre la ministra mexicana Rosario Robles y su ex pareja, Carlos Ahumada Kurtz, el hombre que le habría pagado a Aníbal Fernández para incursionar en el negocio de la efedrina, según el relato de Martín Lanatta.
Sus amigos lo definen como futbolero, hincha fanático de Ferro y buen tenista. En la Fiscalía de la Cuidad, sus ex empleados recuerdan su contracción al trabajo, su accesibilidad, y su fanatismo por el grupo Ramones. Es más, cuentan que algún feriado se permitió lucir una remera del grupo punk.

En los últimos meses, venía trabajando, junto a un equipo de expertos, para una eventual gestión de Ernesto Sanz. Su nombre fue impulsado por Fabián Rodríguez Simon y José Torello, dos hombres cercanos a Macri. Ayer, realizó varias reuniones de trabajo para empezar a definir su gabinete.