Clases presenciales: el fallo judicial no terminó de apagar la tormenta

La Justicia habilito las clases en la Ciudad y a los pocos minutos un gremio llamó a un paro. El presidente quiere el fuero Federal.

Primero politizaron la educación, luego la judicializaron y ahora también la gremializaron. En el medio, miles de alumnos que no saben qué hacer. Y el tiempo, en vez de poner las cosas en su lugar, solo trae más incertidumbre.Larreta , para colmo, demoró en dar la conferencia de prensa.

El presidente Alberto Fernández anunció el miércoles la suspensión de la presencialidad en las escuelas por el aumento de contagio de coronavirus sin aclarar la incidencia de lo primero en lo segundo, pero asegurando que los chicos juegan a intercambiarse los barbijos.

El jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta contestó de inmediato que el sistema de burbujas ideado por la Ciudad de Buenos Aires había resultado exitoso porque menos del 1% de los docentes y alumnos se habían enfermado de coronavirus desde marzo.

El sábado podría haber sido el día en que las partes cerraran la grieta al menos en el plano educativo. Pero Alberto y Horacio se reunieron en la Quinta de Olivos solo para confirmar sus posturas. En consecuencia, la Ciudad presentó un amparo contra el decreto de la Nación.

Este domingo, a menos de 24 horas de las clases del lunes, la fiscal de Cámara en lo Contencioso Administrativo y Tributario, Nidia Karina Cicero, dictaminó a favor de la no suspensión de las clases presenciales. En Twitter ya había adelantado su posición el miércoles: ” Larreta, no corten las clases. Basta de chicos deprimidos y sin escuela”.

Tras el dictamen de la fiscal tuitera, los jueces de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo, Tributario, Marcelo López Alfonsín, Laura Alejandra Perugini y Nieves Machiavelli, hermana de un funcionario de la Ciudad, ordenaron la vuelta a clases presenciales desde el lunes.

Sin embargo, la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) convocó a un paro a partir del lunes para de esa manera forzar las clases virtuales como indicaba el decreto de la Nación: “Si la Justicia viola la Constitución, paramos en la ciudad de Buenos aires”. Mientras caía la noche, los padres y alumnos porteños no sabían qué hacer el lunes.

En el medio, dos polémicas, una técnica y otra de fondo:el juez Juan Ramos Padilla, papá del también juez Alejo Ramos Padilla, desafió a los magistrados de los Contencioso Administrativo y Tributario: “Yo les diría a los jueces de la Ciudad que tengan cuidado con el prevaricato. La justicia federal o nacional son los únicos que pueden intervenir en una cuestión de interés para la Nación, la provincia y la intendencia o Ciudad Autónoma”.

La cuestión de fondo, en tanto, es si los alumnos y docentes se contagian en las escuelas o en actividades que realizan tras la jornada escolar. La Ciudad dijo que no se dan en el ámbito educativo y la Nación, con Fernández a la cabeza, habló del juego de los barbijos.

La Corte Suprema se demora en un definición jurídica de fodo hacinedo gala de su habitual tiempismo. Larreta hizo la presentación directa al Alto Tribunal, y el Procurador dio opinión de habilitarla.

Como sea, miles de familias empezarán el lunes sin saber si sus hijos tienen clase de manera presencial, si los que tienen la fortuna de tener computadora e Internet deberán hacerlo vía zoom o si, cualquiera sea la modalidad, los docentes adhieren al paro de UTE.