Preocupa al Gobierno la posible pérdida de imagen por el ajuste y la influencia de Cristina

Hay dos consultores amigos del oficialismo que elevaron informes críticos sobre el humor de la clase media. Marzo es el mes clave para medir la “luna de miel”.

Luna de Miel en la Mano fue uno de los temas más sensuales del rock & pop de los 80. Virus era la banda que hacia bailar a una franja de vanguardistas cuando la democracia gozaba de utopías. Aquella “cita ideal” era un ensueño que volaba como un cometa. Las lunas de miel políticas de las democracias, con sus gobiernos, son cada vez más cortas. Desde el 2001, el país conoce los que es galopar sobre el desencanto.

Dos encuentas, una de ellas de Hugo Jaime, lo acercaron a Alberto a esa realidad de medir y calibrar cada paso pensando en futuras reacciones de la ciudadanía. Antes se decía que un nuevo gobierno tenía 100 días de gracia, y que en esos tres meses y monedas había que tomar todas las medidas antipáticas.

Alberto lo hizo ni bien puso primera, cuidando llamar al paquete impositivo “ajuste”. Funcionarios cercanos al presidente lo ven conciente de que la denominada luna de miel se podría cortar a fines de marzo con toda la carga de la presión de aumentos encima de la clase media.

La lectura de los números implica el oscilante comportamiento de los sectores medios que por ahora piensan en esquivar el impacto del dólar solidario, y escaparse en unas morigeradas vacaciones para extirpar la mufa.

Para quienes analizan la diagramación político comunicacional del Palacio, temen que este tinte se mezcle con la agudización de las protestas del campo, el reclamo de justicia de casos de corrupción pasados,  junto con el efecto documental Nisman y sobre todo que los medios de comunicación masivos vuelvan a agrietarse.

“El llamado blindaje mediático que tuvo Macri nosotros no lo poseeemos, y eso puede jugar en contra”, se sinceró un asesor.

“Lo mejor que le puede ocurrir al gobierno es que Cristina se radique en Cuba y que haga silencio de radio”, sentenció un analista sin creer demasiado que esto vaya a suceder.

Las idas y vueltas que el diario La Nación le adjudica al plan inicial del equipo económico tiene que ver en realidad con pisar los cayos con paciencia y prudencia. Macri lo llamaba “prueba y error”.

Un ciencista político, al que le llegaron los números de los primeros 20 días de gestión, analizó como lógico que se hayan bajado las expectativas de mejora, tras los anuncios impositivos, pero apuntó a estar atentos como esto se conjuga con las apariciones públicas de Cristina.

“Lo mejor que le puede ocurrir al gobierno es que Cristina se radique en Cuba y que haga silencio de radio“, sentenció sin creer demasiado que esto vaya a suceder.

Es posible que la explicación de la baja de expectativas se concentre en la figura de Cristina, pero el poder votado es uno solo y el plato se dirigiere por cuatro años con todos los condimentos del Frente de Todos.

Su influencia se ve claramente en el gobierno de Kicillof y en la agenda internacional del gobierno de Alberto. A la vez, comienzan a tener voz personajes que el actual presidente prefería lejos de la discusión de la agenda pública.

Marzo es el comienzo de otra historia, aún desconocida. Con un relanzamiento de la economía, previo ordenar las cuentas con el Fondo, la comezón de los mieleros podría tener un paliativo y la puesta en marcha de otro contraro de paciencia.