Radicales evitan una ruptura, pero presionan a Cornejo para un cambio de reglas con Macri

Varias reuniones de dirigentes de la UCR dejaron trasuntar el malestar con el rumbo del gobierno.

Fue un viernes deliberativo. Ya lejos de esas viejas épocas de comité. Por un lado, el grupo liderado por Fredy Storani, en La Plata, quien siendo uno de los máximos responsables de la unión originaria con Macri para detener al kirchnerismo, vive ahora la coalición con culpa y complejo

Storani había sido propuesto por un sector del partido como presidente de la agrupación pero le tocó perder la pulsada con el mendocino Alfredo Cornejo quien decidió llevar la relación con el PRO por el lado de una relación personal con Mauricio Macri.

De la misma manera lo ven otros radicales sueltos que hoy ocupan roles institucionales como el auditor Jesús Rodriguez. Todos ellos creían que, en el peor fin de semana del Ejecutivo, Macri se abriría para convocarlos y salir de la crisis juntos. Desmienten que fueran a buscar desesperadamente cargos.

Según los radicales furiosos, fue desde las entrañas de la Mesa chica de Macri que dejaron trascender las versiones para frenar el ingreso de Ernesto Sanz como una opción de darle vitaminas políticas al gobierno.

Saben que no puede romper. Otro fracaso como el de la Alianza y la sociedad se los facturará con creces.

¿Rumbo? Incierto. Algo tiene claro, impulsaran cambios en esta relación personalísima que ha construido Cornejo con Macri, que quedó exhibida en el conclave empresarial de Mendoza, donde el primer mandatario pasó las últimas 48 horas.

Abrir las puertas del partido para re discutir como encauzar una relación institucional con el macrismo, que les permita ir señalando cosas y si se puede influir en cambios de la política económica.

Reconocen, los radicales críticos, errores propios como el de haber elegido, en su momento, a un jefe partidario deslucido como lo fue el intendente santa fesino, José Corral.

Carrió que los desprecia, está de vigilia permanente. Su placebo discursivo sirve para contener votantes desilusionados con Cambiemos. sin embargo, puertas adentro crujen, como cuando dijo que Alfonsín, el ex presidente, junto con Duhalde, habían sido “golpistas” en el 2001.