Pepe Nun: “Cristina le dijo a Alberto: demos vuelta la pagina y ahora te vas a llamar presidente”

El politólogo advierte una crisis peor a la del 2001. Califica a Cristina de “presidenta de facto”.

José Pepe Nun es un camino a la reflexión crítica, en un país empalagado de verdades reveladas. El ex secretario de Cultura de Néstor Kirchner capitalizó experiencias con la política tomando la distancia analítica, propia de un intelectual genuino.

Bajo su óptica, la Argentina está dividida entre los autócratas y republicanos. A los primeros, claramente los identifica con el peronismo, y a los segundos con la Unión Cívica Radical y personalidades políticas como la de Lilita Carrió.

De Macri opina que fue “un republicano pálido”, como cuando quiso elegir por decreto a dos integrantes de la Corte Suprema.

Identifica uno de los últimos eventos de diálogo entre la política en el llamado de Ricardo Balbín al peronismo para facilitar el regreso de Perón (proscripto), con la llamada “La Hora de los Pueblos”, convocatoria multi partidaria, en el 73′, que presionó a la dictadura militar, autodenominada Revolución Argentina para abrir una salida electoral

Las buenas intenciones se oscurecen ante el asesinato del sindicalista José Ignacio Rucci, por parte de los Montoneros, dando comienzo a la más oscuras de las dictaduras.

El verdadero peligro, para Nun, es la concepción política de asimilar el estado como gobierno. Llevado a la actualidad, percibe que “tenemos una presidenta de facto que se llama Cristina Kirchner”.

El prestigioso politólogo no se ha desilusionado, como Beatriz Sarlo, quien confiaba en la autonomía de Alberto: “Conozco a Alberto y a Cristina, y era evidente que no iba a poder tener una base de poder propia”.

Lo tilda de un jefe de gabinete eterno y repite el juego dialéctico de imaginarse como fue ese momento, cuando arreglaron las condiciones del reparto de poder.

Le debe haber dicho demos vuelta la página, y ahora te vas a llamar presidente”, sostiene al recordar que el actual presidente formal había sido echado por Cristina en su último período como presidenta.

Toma como ejemplo de sus conclusiones de la falta de calidad institucional, los manejos del poder con respecto a la Oficina Anticorrupción, donde ubican a amigos de los gobiernos.

Deben controlar los actos de gobierno, sin embargo, estuvo Julio Vitobello con Néstor, hoy actual Secretario General de la Presidencia y Macri tuvo a Laura Alonso, una macrista de pura cepa”.

Cita a Alberdi que decía que “la Constitución iba a definir la república posible, pero hacerla era materia de los argentinos”.

Repasa todos los líderes que conformaron el Siglo XX y el vigente, con sus espíritus reformistas, creyéndose siempre innovadores y quebrando la obra de sus antecesores. El personalismo como una forma cultural que marcó y sigue impregnando la vida pública del país.

“A la decadencia de la Argentina se le ha sumado la decadencia del movimiento político creado por Perón”, punto de inflexión que Nun comenzó a gestarse con la caída del peronismo, en el golpe del 55.

De ahí, cada uno de los dictadores se plantea comenzar un proyecto de cero borrando las huellas de sus antecesores.

 

Los hombres del poder están marcados a fuego por los contextos socioeconómicos con los que les toca gobernar. Nun recuerda “la eficiencia de Néstor” por la caja económica que tuvo a disposición por los commodities.

La construcción política la hizo “con gran astucia política”. Se deshizo de Duhalde, Intentó la transversalidad y sedujo a los organismos de derechos humanos “cuando nunca ni él ni Cristina se habían interesado en los derechos humanos”.

Kirchner generó un sueño dinástico, por eso la consagró a Cristina”, plantea como modelo perpetuo de la tentación al personalismo, pecado en el que -dice- también cayó Alfonsín con planes que desdeñaron al Congreso.

“La crisis ya es peor que la del 2001”, remarca con franco pesimismo, y le cuesta seleccionar una idea provechosa en los 37 años de la restauración democrática.

“Las ideas del bien común están bloqueadas”, alude a caminar por el sendero “del tiempo de siembra, como soñar con la reconstrucción de los ferrocarriles”, enterrados durante el menemismo.

La conjetura del cierre de la charla con Expediente es alarmante: “Las explosiones sociales, muchas espontáneas, harán que un señor, como Berni, afile las armas preparando una represión”.