Salvai recibió informes inquietantes sobre los intrusos que ingresaron a la residencia de gobierno

El Ministro de gobierno bonaerense está cerca de demostrar que el ataque a la residencia de gobierno no fue casual “ni un robo al voleo”. Sospechas sobre una comisaría y las primeras imágenes alientan la teoría conspirativa.

El funcionario, de confianza de Vidal, está cerrando el círculo de la investigación sobre la misteriosa incursión de dos sujetos a la residencia de gobierno ubicada en 54 nº 631, entre 7 y 8, en el centro de la ciudad de La Plata .

El funcionario accedió a varias horas de filmación de las dos cámaras de seguridad montadas en el lugar. Se puede observar a dos sujetos jóvenes escalando árboles para pasar el muro de la residencia.

Una vez adentro, los desconocidos barretearon una reja en la terraza, rompieron un vidrio de una puerta de aluminio y se colaron a la propiedad. Los intrusos actuaron en al menos dos ambientes, a los que revolvieron completamente, sin robar nada.

La justicia le acercó a Salvai las imágenes registrada en las cámaras de seguridad que demostrarían conexiones con la sectores de la policía que integran la comisaría 1 de La Plata.

Según fuentes de la investigación, esa comisaría ya estaba marcada por supuestas maniobra ilícitas en las que se habría utilizado mano de obra delictiva para engrosas una caja negra.

¿Le habrían marcado la casa residencial del Ministro Salvai, como un lugar donde había mucho dinero, y en realidad fue una trampa para amedrentar?

En el video se ve a los delincuentes revolver lugares muy precisos, como si hubieran manejado un dato preciso.

En las filmaciones se observa ademas que los “ladrones” se movieron con total tranquilidad, sin ser controlados por custodios de seguridad, que habrían levantado la vigilancia al saber que el funcionario no iba a dormir, esa noche, al lugar.

Salvai solo se queda a dormir en la residencia oficial cuando concluye tarde su jornada de trabajo en la semana. Sino regresa a su domicilio de Palermo, en Capital Federal, para encontrase con su esposa, Carolina Stanley. Al igual que muchos funcionarios del Pro, prefiere no moverse con mucha custodia por desconfianza.