Se fue uno de los últimos filósofos nacionales que aportó un sostén intelectual al Kirchnerismo

José Pablo Feinmann murió tras una larga enfermedad. Analizó el país desde el quiebre del peronismo de izquierda y la ortodoxia. Divulgó a grandes pensadores de la humanidad desde los medios públicos.

Comenzar con la idea que José Pablo Feinmann ha sido uno de los principales sostenes intelectuales del kirhnerismo y su relato, sería reduccionista e injusto. Sin duda la Grieta coloca a todos en envases que no traen la letra chica del etiquetado. En sus últimos 20 años fue tomado por una opción claramente de pensador militante, pero sin aprovecharse con ello de ningún cargo.

Feinman le abrió la cabeza a muchos desde sus columnas de análisis político de la Revista Humor. Su pensamiento crítico de una Argentina que iba saliendo de la más oscura de sus noches, jugaba un Boca- River de la mirada popular entre la suya, la de los peronistas derrotados en los 70′ y el filo radical nosiglista, que en ese momento representaba Enrique Vásquez, en la misma revista de culto.

Nos permitió abrir la cabeza metiéndonos en las internas facciosas del peronismo en los violentos 70.

Llegada la democracia hizo su primer parición pública en la tele, con los desenfadados integrantes de la Noticia Rebelde.

 

Desde Canal Encuentro, ya con el kirchnerismo, haría un arte en la divulgación de grandes pensadores como Heidegger o Sarte, popularizándolos sin perder el margen de caer en la superficialidad.

 

 

Escribió contratapas memorables en el Página 12 que se podía y debía leer. Pese a un afinidad a la JP de los 70′, siempre se opuso a la reivindicación o justificación de la violencia, separándose de la teoría foquista guevarista.

Guionista importante para el cine nacional del regreso democrático. De su pluma se inspiraron directores tales como Aristaraín, Carlos Desanz o Héctor Olivera. Amó el cine y fue un gran consumidor de los Wéstern y le dio du análisis conceptual histórico a la épica de la conquista del oeste.

Junto con Horacio González, que murió en junio pasado, con Feinmann el llamado progresismo peronista pierde quizás su última piedra fundamental. “Espérame que no voy a demorar”, había escrito en forma premonitoria Feinmann a su amigo.