Seis claves para entender el final de la crisis en la ex Side

“Logramos el objetivo”, se escuchó ayer en la ex Side luego de la renuncia de los dos jefes políticos del organismo, Héctor Icazuriaga y Francisco Larcher. El primer dato, entonces, es que Cristina Kirchner entendió el mensaje de las capas medias del organismo. La crisis interna tuvo coletazos varios en Comodoro Py, donde se deciden las causas de corrupción. “Nuestros interlocutores con los jueces federales habían perdido la batalla”, se sinceró ayer un funcionario K. La salida de los jefes políticos es apenas el primer paso de una purga interna, tal como lo anticipamos ayer.

En un breve lapso, también dejarían su lugar alguno de los cuatro directores generales de la Secretaría de Inteligencia (SI), o todos. La crisis desatada en la ex SIDE no se explica por un único episodio. Aquí, un repaso de algunas claves.

1. La muerte de Néstor Kirchner, en octubre de 2010, desencadenó una guerra interna dentro del organismo de inteligencia. Duró cuatro años. “Cristina nunca entendió cómo funciona la SI, es muy desconfiada, y por lo tanto nunca supo cómo controlarla”, razonó ayer un hombre que lleva más de tres décadas entre los espías.

2. La SI no quiso o no pudo controlar los escándalos judiciales que golpearon al Gobierno en los últimos dos años. Nadie contuvo al valijero Leonardo Fariña ni al financista Federico Elaskar. “Yo puedo manejar este quilombo”, se habría comprometido el empresario Lázaro Báez ante la Presidenta cuando la SI avisó que estallaba el escándalo. El resultado está a la vista. Los espías tampoco lograron emprolijar las desventuras del vicepresidente Amado Boudou. La batalla con los jueces federales también activó el escándalo de la efedrina, que roza al Gobierno.

3. Para intentar alinear a las capas internas y contener la avanzada de los jueces, Cristina eligió a un hombre de su extrema confianza, Oscar Parrilli, y a un funcionario del riñón del ministro de Justicia Julio Alak, Juan Martín Mena. En el Gobierno evaluaban ayer esa designación como un “respaldo” a Alak, citado a indagatoria por su paso por Aerolíneas Argentinas. “Tiene buena relación con algunos jueces y con un sector de la SI”, dijeron anoche sobre el ahora número dos del organismo. Mena también es uno de los autores del flamante Código Procesal Penal, muy cuestionado por un sector de Comodoro Py. Otro mensaje encubierto.

4. La salida de Larcher e Icazuriaga significa también la confirmación de su fracaso para contener a los jueces. En esa lista también entraría el auditor Javier Fernández, distanciado últimamente del Gobierno y de Carlos Zannini. Cristina dio un adelanto de lo que venía hace dos meses, cuando retó en público a los jefes de la SI por una nota de Clarín que reveló la trama oculta de las supuestas amenazas de muerte a la Presidenta por parte del grupo terrorista ISIS. El caso todavía es investigado por un juez federal de La Plata, aunque todo apunta a que fue algo armado por los servicios de inteligencia en las horas previas del viaje de Cristina al Vaticano. La investigación avanzó poco.

5. Entre los motivos principales para descabezar a la SI hay que anotar el fracaso de Larcher y Fernando Pocino, en 2013, cuando no pudieron anticipar el lanzamiento de Sergio Massa como candidato en la provincia de Buenos Aires. Pocino es uno de los directores generales que daría un paso al costado. También tomaría la misma decisión Horacio “Jaime” Stiusso, quien ya lleva 43 años en la Side. La semana pasada, el famoso espía le dio una entrevista a la revista Noticias como si supiera lo que iba a ocurrir. ¿El mensaje? ‘Puedo hablar’. Los otros directores son Sonia Fornasero (ex contadora de Cristina) y Alberto Massino.

6. La crisis en la SI no se explica sin el avance indiscriminado del jefe del Ejército, César Milani, quien tomó el control de las tareas de inteligencia más sensibles. “Milani no creció, nosotros retrocedimos”, se lamentaban ayer en el edificio de la calle 25 de Mayo.