Sica trata de generar otra onda con los sindicatos

Dante Sica trata de mostrar una cara más humana dentro del gabinete ortodoxo del presidente Macri. Su perfil productivista va contracorriente de las duras exigencias fiscalistas del FMI.

Sica, que terminó echando a Triaca y absorbiendo sus funciones políticas, abrió instancias de diálogo con sectores gremiales nucleados en las 62 organizaciones, en muchos casos gremios chicos que reclaman la resolución de expedientes congelados desde el 2015, como  certificaciones de autoridades, veedores, modificaciones de estatuto y demás papelería se encontraban atascados en las oficinas de Alem 650.

Articular política en tiempos difíciles es la misión de Sica con popes sindicales en la CGT que van prorrateando el fixture de protestas sociales ya que un gobierno débil parece tampoco convenirle al peronismo.

Sica prestó debida atención al diálogo con el líder farmacéutico, Marcelo Peretta, que se fue transformando en un estrecho aliado del camionero Pablo Moyano.

Peretta lidera el Grupo 18 D, gremialistas, abogados previsionales y representantes de jubilados que pelean por introducir un proyecto de fórmula jubilatoria equitativa tras el fallo de la Corte Suprema.

El clima cambió desde la salida de Triaca, que mostró clara incapacidad para articular con ese segmento del gremialismo al que se le puede sumar una agenda común. Solo con el uso del apellido no se solucionan temas que cruzan a afiliados que buscan coberturas ampliadas en tiempos turbulentos.

El Ministro de la Producción sabe que su límite de empatía con lo sindicatos es insistir con la reforma laboral, imposición central del FMI. El café allí se enfría con los interlocutores gremiales.

Sica tiene un proyecto a largo plazo, completar el mandato primero de Macri e ir por más ante una posible reelección. Por lo pronto, se mudará con los expedientes a una nueva sede laboral en Parque Patricios, donde el gobierno de Cambiemos ha descentralizado la sedes gubernamentales de la ciudad.