Tregua social y sindical, el plan de arranque de Alberto

La foto de la mesa en V y de fondo los valles mendocinos de Luján de Cuyo fue una síntesis de poder. El poder que asoma en volver pero que le falta un último estadío para dar el primer paso firme. Igualmente, Alberto ya actúa y gesticula como presidente.

La convocatoria a los gobernadores peronistas dio asistencia perfecta, sumados a Massa y a un par de dirigentes que ya son fija en el gabinete como el juvenil Santiago Cafiero.

La excusa fue darle un empujón a la referente de La Cámpora, Anabel Fernández Sagasti, quien pelea una posibilidad de sorprender y desplazar al radicalismo, golpeado por el impacto económico.

De fondo significó dar una señal fuerte del enclave que tendrá el futuro gobierno, con una nueva liga de gobernadores.

El plan de Alberto fija metas de corto alcance necesarias ante la gravedad de la crisis. Se habla de “tregua” más que de pacto, palabra ya desgastada ante los decepcionantes anuncios de diálogo político, recurrentes en varios gobiernos de la democracia.

La palabra “tregua” la tomaron prestada de algo que replica en su armado de frente sindical, el líder bancario Sergio Palazzo, quien entiende que el sindicalismo deberá abonar calma en los tiempos que vienen para reconstruir una economía escarchada.

El líder bancario cree que el peso que tiene una posible CGT unificada ayudará pero no será decisiva cuando se ve que la calle la manejan otros grupos sociales, volcados a la izquierda u toros transversales. Estos últimos se cohesionas más fácil ante la orden política de la Jefa.

Palazzo sedujo al Frente de Todos con otra análisis que Alberto comenzó a activar en su discurso de esta etapa de campaña. “Hay que comenzar a enamorar con un discurso de futuro y que nos voten porque somos mejores , no por descarte o lo horrible que son los macristas”, dijo en una reunión de mesa chica.

“Hay que comenzar a enamorar con un discurso de futuro y que nos voten porque somos mejores , no por descarte o lo horrible que son los macristas”, dijo en una reunión de mesa chica

 

La tregua de Alberto tiene varias patas : la sindical , empresarial y la de grupos piqueteros. Lo deseable serían 6 meses, en los que se verá si se puede “meter plata en el bolsillo de la gente”. La clave del éxito de este plan de contención pasa por acordar una reperfilamiento de la deuda externa con el FMI y los tenedores de bonos privados.

Si bien los primeros vencimientos fuertes están proyectados en el 2021 y 2022, la platita hay que comenzar a juntarla y también dar señales de confianza mutua. El Fondo pide dos reformas esenciales: la laboral y la previsional.

En el búnker de la calle México sostienen que son indigeribles para los pricipios del Frente, aunque se puede avanzar con iniciativas menos dolorosas.

Este neo gradualismo es el que asusta a los Mercados o el círculo Rojo que creen que , por otros motivos, generó el principio del fracaso en el gobierno de Macri.

Alberto confía en que el arranque del trabajo “sucio” lo siga haciendo Lacunza. A los empresarios les pedirá una tregua de al menos 90 días , en los que espera aproximar un acuerdo de precios, cuestión que puso en agenda Cristina.

De cómo se resuelve la sintonía fina del tándem Alberto-Cristina, es decir dejar en claro quien aprieta los botones y manda , y quien ,en todo caso, se florea con el discurso y la tranquilidad personal, dependerá que la tregua sea perdurable.