Un chat “caliente” de gobernadores peronistas advierte a Cristina

Los mandatarios oficialistas están cansados de las presiones del Instituto Patria. La cuña podría ser aprovechada por Alberto en su casi extinguida autonomía.

Hay un chat que trascendió en la política y releva un fuerte intercambio entre gobernadores clave de la interna peronista. Schiaretti (Córdoba), Perotti (Santa Fe), Bordet (Entre Ríos), Manzur (Tucumán) y Carlos Verna (La Pampa), interactúan penas y recelos por la frialdad de Cristina Kirchner, quien envalentonada por su avance en el gabinete afila la lapicera y candidatos en las provincias con la patente de La Cámpora.

El chat caliente de los gobernadores advierte que no serán dóciles a los deseos de Cristina y serán ellos mismos los que defenderán su territorialidad sino los ampara el presidente Alberto, cuestión casi descartada.

En términos de apostadores de casino, saben que se juegan capital propio y que las elecciones de mitad de término son oportunidades únicas de hacerse respetar.

Están mejor posibilitados de dar la pelea con respecto a los intendentes del Conurbano, que quedaron fraccionados y mayoritariamente a merced del futuro presidente del PJ local, Máximo Kirchner.

Los mandatarios provinciales de la región centro, saben que es la última oportunidad de hacerse valer ante la avanzada de La Cámpora . “Iremos a la interna si quieren”, amenazan.

Nadie puede subestimar a Cristina y  el verdadero peligro que encierra, para ella, esta advertencia. De no ser debidamente leída su estrategia podría sufrir un golpe inesperado. De ir a la batalla cuerpo a cuerpo, algunos de estos distritos podrían ser oportunidades fértiles a los frentes opositores. Desde ya Córdoba sigue siendo una plaza muy competitiva para las ambiciones del PRO.

A la vez, provincias como Santa Fé, si el peronismo no está unido, pueden ser puestas electorales catastróficas para el oficialismo dado que la gestión local de Perotti presenta múltiples problemas sociales y un profundo desgaste.

Perder tres bancas para Cristina, en el Senado, es perder su verdadero poder real. Desde que se recostó en la idea de dejar ser a Alberto presidente formal  sin dejar de monitorearlo de cerca, el Senado ha sido su caja de resonancia. La tensión producida en las entrañas del poder es para seguir muy de cerca.