Un gobierno que llega estresado haciendo la “gran Solá”

Mientras continúan los embates de Cristina y un primer año pandémico dejó sensaciones de poco, Alberto resiste con lo que tiene a mano.

¿Es un gobierno fisurado o estresado? Hay un largo trecho de distancia entre uno y otro estado. El primero ya seria creer que Alberto es una suerte de nuevo De la Rúa al que su alianza lo echará por la ventana.

En cambio, lo seguro es más propicio en el análisis actual: un gobierno estresado con un presidente que debe compartir la cartelera principal, haciendo mutis por el foro cuando lo sacuden desde el instituto Patria.

Sin duda, el estrés llega tras un año olvidable para Argentina y el Mundo,  en el que ningún líder pudo sobresalir ante el impacto económico de la pandemia. Resumido por el mensaje presidencial en la frase: “No hicimos todo lo que esperabas, pero sí hicimos lo que no podía esperar“.

Cristina reaparece con fuerza como un despertador al modelo épico perdido y trazando un camino argumentativo para la campaña 2021.

A Ella hablar de moderación la aburre y quiere ministros con agallas que salgan a pelear cuerpo a cuerpo en la gestión y a defender la bandera del Frente de Todos. Desde el púlpito del acto de la unidad, en La Plata, ensalzó a su ex ministro de economía y actual gobernador.

Una fuente albertista prefiere ver la mitad del vaso lleno: “Alberto no se pone nervioso, la deja gritar y después siguen los mismos“.

A ciencia ciertas, después de un año, el presidente esquivó cambios vertebrales del gabinete, lo que no quiere decir que sea bueno para la calidad de gestión, pero se lo toma como una especie de autonomía limitada en el contexto que nació este gobierno.

¿Cuántas veces escuchó Aníbal Fernández, “preparate este es tu momento”, y luego siguió en el banco de suplentes?

Otra cuestión es el haber impulsado la ley de aborto cuando Cristina considera un desgaste innecesario ir a un debate en el Senado con un resultado incierto. Poco pero algo para sentirse responsable del bastón de mando, En términos de Guido Kaczka: “Está mal pero no tan mal…”. O recogiendo el antecedente de uno de sus ministros cuestionados, Felipe Solá,  “Hay que hacerse el boludo” para mantenerse en el poder.