Un supuesto testaferro de Jaime le dio un poder a la hija y ahora dice que no la conoce

Lisandro López compró el hotel Saint Tropez, en las afueras de Villa Carlos Paz, que terminó siendo administrado por una de las hijas de Ricardo Jaime, Julieta. El juez Sebastián Casanello lo procesó en abril como partícipe del enriquecimiento ilícito del ex secretario de Transporte. López se presentó en Tribunales en las últimas horas y pidió ampliar su indagatoria. En su declaración, intentó desligarse de la familia de Jaime y aseguró que no conocía a Julieta, quien a pesar de no tener ningún conocimiento de hotelería recibió un poder para administrar el hotel. “Yo nunca me entrevisté con Julieta, ni tuve ni tengo ningún tipo de trato”, aseguró López ante Casanello. Según su versión, la joven llegó de la mano de su socio, Alfredo Pielach, otro de los procesados en la causa.

También recibió un poder de administración el ex marido de Julieta, Sebastián Ledantes. Según López, no cobraron ni un peso: “Teníamos un acuerdo con Julieta que si el hotel empezaba a funcionar iba a tener una remuneración económica”.

El hotel, de 14 habitaciones, fue adquirido en 2007 a nombre de la sociedad Lago Azul, propiedad de López y Pielach, quienes decidieron venderlo al poco tiempo de la enorme inversión. “Se vendió porque no tenía actividad económica favorable y porque no teníamos el tiempo de aprender el negocio”, aseguró el contador.

Dentro de las enormes irregularidades encontradas alrededor del ex secretario de Transporte, la Justicia detectó que la sociedad Lago Azul se registró en el mismo domicilio de la hija de Jaime. Consultado por el magistrado, López admitió que “le pidieron” el domicilio a Julieta, y aseguró que “se eligió un domilicio en Córdoba con fines impositivos (para sortear el pago de ingresos brutos)”. El contador, con un posgrado en Harvard, también fue procesado por haberle firmado un poder a la ex mujer de Jaime, Silvia Reyss, para manejar un auto 0 kilómetro.