Uno para cabecear

El rum rum crece sobre intenciones precidenciables de Eduardo Duhalde, pese a que su esposa Chiche aclara cada vez que sale al aire mediático que “lejos está de querer ser presidente”. Hay una clara evidencia del porque, un ex presidente interino, que no tiene un buena imagen pública: sin embargo es consultado por todo el espectro opositor peronista sobre los pasos a seguir. La evaluación dirigencial pasa por aceptar que no hay, en estos momentos, un líder indiscutible en la oposición. Ni Cobos ni Reutemann tienen el futuro asegurado. Uno por su rol de equilibrista  insitucional y candidato potencial, y el otro por su enigmática personalidad, no alcanzan amalgamar una corriente segura en la que se suban masas determinantes del voto anti kirchnerista. Como plan base, Duhalde quiere ser otra vez el gran elector y por ende influir sobre la decisión de lo que vendrá. Sin duda el hombre que prometió devolver el ahorro de los argentinos  nunca fue un 9 exquisito pero si un muy buen pescador.