Vidal apura a sus legisladores para que impulsen un recorte de gastos

La gobernadora quiere bajar el costo de la burocracia en la Legislatura bonaerense. Resistencia e internas.

Vidal está convencida de que debe achicar el déficit de la provincia. No solo aspira a tener una preocupación con el regreso de los fondos especiales del conurbano, que le va a restituir un fallo de la Corte, sino que dará una señal del cambio político ordenando una drástica disminución del gato en la operatividad de la Legislatura de la provincia de Buenos Aires.

Hay un viejo dicho que dice que es más negocio ser legislador bonaerense que ser diputado nacional. Entre la dieta y los fondos reservados, un legislador de la provincia triplica el manejo de caja.

Al tomar facultades plenas del manejo de ambas Cámaras, uno de sus hombres de confianza, el presidente de diputados Manuel Mosa, tendrá que calzarse el traje del ajuste.

La idea es achicar el gasto en un 30%. En 2016, cada uno de los 138 legisladores bonaerenses le insumió a la Provincia un gasto promedio de $ 32 millones anuales.

El presupuesto de la Legislatura bonaerense es casi nueve veces superior al de la provincia de Córdoba, y el doble del de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Mosca se comprometió a revisar las capas residuales de ñoquis que representaría el 10% de los agentes de planta permanente, de 902 empleados.

Muchas de esas capas ociosas ingresaron con la administración de Gabriel Mariotto, quien pasó a planta permanente a 417 contratados. Parece que se terminó el tiempo del juego del distraído.