La Conmebol vacunará en la Copa América con una vacuna que el gobierno no aceptaba

Argentina albergará a las diez selecciones en un país que ni siquiera alcanzó la “inmunidad de rebaño”

El día en el que la Argentina registró el récord de contagios de coronavirus(41080), la Conmebol ratificó que la Copa América, pese a la fuerza de la segunda ola, se realizará en el país. Y para eso prometió que será “la competición más segura del mundo”. El gobierno hizo el acting de decir que “exigirán protocolos duros al estilo europeo”. Mientra la gente sigue circulando en las calles.

No será sencillo garantizar la seguridad sanitaria de los jugadores, cuerpos técnicos y comitivas oficiales: Argentina y Chile abrirán la competencia el domingo 13 de junio. Los especialistas consideran que los vacunados recién obtienen los anticuerpos dos semanas después de la inoculación. Esto quiere decir que todos deberían recibir la dosis el domingo 30 de mayo o antes.

Como promesa, la Conmebol tiene vacunas y se las aplicaría a las delegaciones. El dislate estpa situado en que las vacunas que posee la Confederación son las Sinovac que no legitimó la ANMAT. De hecho otros paises como Perú anticiparon que no permitirán que a sus jugadores los vacunen con esas diosis.

Pero, tácitamente, la Conmebol reconoció este jueves 27 de mayo que eso ya no será posible. En el comunicado, dejó entrever que hay selecciones que todavía no completaron la vacunación: “Instamos a agilizar el proceso de vacunación, ya sea con los inmunizantes proveídos por la organización o con los que cada asociación disponga, según la regulación de cada país”.

La polémica es aún mayor. La Conmebol descartó de último momento a Colombia como coanfitrión por sus problemas internos. Argentina, entonces, albergará a las diez selecciones en un país que ni siquiera alcanzó la “inmunidad de rebaño”: según datos del propio Gobierno, 8,9 millones de argentinos recibieron una o dos dosis, es decir solo el 20 por ciento se vacunó.

Tanto es así que hasta no hace mucho, puntualmente el 18 de mayo, el propio Alberto Fernández reconoció en Radio 10 la naturaleza económica del evento deportivo: “Hablemos con toda franqueza: es una Copa América para cumplir contratos televisivos”. Pero, punto seguido, se comprometió a elaborar un “protocolo muy estricto”.

Los equipos argentinos saben de protocolos. Un caso: River debió jugar un partido clave de la Copa Libertadores con Enzo Pérez en el arquero y sin jugadores en el banco de suplente porque la burbuja estalló por los aires con más de 20 casos simultáneos. Otro caso: Vélez registra dos o tres contagios semana tras semana. Vale una aclaración: la vacuna sirve para evitar muertes, pero no para cortar contagios.

Pero eso no es todo: el Gobierno nunca quiso que al país llegaran vacunas por fuera de sus manos. Recién ahora el gobernador de Jujuy Gerardo Morales podría conseguir una partida. Pero al ex futbolista Matías Almeyda lo criticaron por ofrecer comprar dosis para todo su pueblo. No se explica entonces cómo hizo la Conmebol para poner a disposición vacunas para que la Copa América se pueda jugar en la Argentina.

Como dijo el presidente, la Copa América es un negocio millonario que no puede esperar ni siquiera a que termine la segunda ola. El show debe seguir o, mejor dicho, empezar como sea.