La estrategia del Gobierno ante una muerte inexplicable

En el gobierno piensan que, en dos semanas, el caso Nisman estará en franca caída ante la opinión pública por inconsistencia de pruebas. Los hombres de la Rosada insisten en decir, off the record , que el fiscal no tenía una investigación sólida sobre el supuesto encubrimiento planeado por Cristina ante la pista Iraní del atentado Amia,  y que estaba

“preso” de las mentiras del ex ahora agente Jaime Stiuso. La pregunta, que no pueden contestar, es por qué apareció muerto en su departamento de Puerto Madero, horas antes de su presentación en el Congreso.

“Estar vinculado a topos es como acercarse al carbón, o te quema o te mancha“, dijo un funcionario a este medio. “Suicidio inducido” sigue siendo, pese a la prueba que no dio vestigios de pólvora en las manos del cadáver, la principal hipótesis de los hombres en directa comunicación con la presidenta en Olivos. “Ojala demos con quienes lo hostigaron para que adelantara su regreso de Europa. Hay algo muy privado que sabía de él“, dice la fuente.

Anoche, la nofiticación, enviada al juez Lijo, sobre el blanqueo de supuestos agentes, que aparecen implicados en las escuchas fue un festejo, en medio de la confusión reinante. Según Parrilli, los dos “espías” sospechados, no son tales. Se trata de Héctor Yrimia y Ramón Allan Héctor Bogado. Sobre este último, hay muchas escuchas que lo configuran como un hombre con información muy cercana al poder. Ver la historia del espía.