Problemas operativos para el equipo de las estrellas de LN+ y celos en los pasillos

Las contraciones de las estrellas periodísticas no es acompañada con un desarrollo de producción televisiva.

Jonatan Viale, Alfredo Leuco y Eduardo Feinmann se suman a las incorporaciones del año pasado, como Luis Majul, Fernando Carnota y Tato Young , entre otros. Una pantalla que de congelada y con malos números de rating, pretende calentarse y pelear la grilla de las terceras opciones de cable en formato noticias para el 2021.

Como dijimos, en este espacio a LN+ le inyectaron “famosos”, de oficio televisivo para palear la improvisación de arranque con colegas de la redacción con nula experiencia en el periodismo audiovisual que fueron haciendo la escuelita en el camino.

Eso fue posible gracias a la alianza que hizo el diario, actualmente dirigido por Fernán Saguier, con un grupo de empresarios “republicanos” que hicieron una vaquita de aportes para afrontar estas costosas contrataciones de figuras, una suerte de fideicomiso a favor de las instituciones. Paolo Roca y Marcos Galperín, están en el grupo de aportantes a la causa.

El apoyo económico permitió el arribo del productor general Juan Cruz Ávila, quien está detrás del relanzamiento del canal. El problema es que alrededor de las caras están los equipos a conformar. Las figuras quieren llevar sus  productores de confianza y darle un toque más competitivo a la nueva experiencia, abriendo la agenda periodística. El obstáculo es que para esa partida presupuestaria el dinero debe salir del diario. Varios productores tentados al ver lo que les ofrecían (muy por debajo del mercado) rechazaron la oferta.

La llegada de los conductores famosos nuevos desató el enojo de los que venían empujando el carro desde las primeras luces del canal. Dicen que el gran Carlos Pagni no vería con buenos ojos a algunos de sus flamantes compañeros. A parte, las figuras tradicionales reclamarían recomposición de salarios al enterarse lo que pasan a cobrar los nuevos.

Por otra parte, hay que recordar,  la información que también Expediente enfocó tiempo atrás, cuando arrancó el gobierno neo kirchnerista, gerenciado por Alberto,  se fue cultivando la intención de volver a avanzar sobre medios periodísticos privados. El plan ya no era Clarín sino La Nación, como símbolo de la confrontación con intereses contrapuestos al modelo como los del campo.

El mensaje provino con un golpe bajo. A través de un secreto de familia, sobre Claudio Escribano que deslizaron fuentes del gobierno. Todo un detalle para entender la guerra desatada con un medio considerado opositor.

Sectores ultra k creen que los sonidos de los tambores vuelven a retumbar haciendo posible la resurrección de viejas luchas perdidas como la Ley de Medios, a la que Oscar Parrilli le inyectó una nueva vuelta de tuerca.