El gobierno Pro sigue con la tradición del Estado como la gran familia

Algunos dirigentes de Cambiemos repitieron el modus operandi del kirchnerismo. Nombraron decenas de familiares en al administración pública. Todos los nombres.

Pese a haber criticado durante varios años al último gobierno por este mismo motivo, algunos miembros de éste volvieron a cometer uno de los pecados más comunes en la política argentina: incluir familiares en la gestión pública.

La lista es larga y comienza con el ministro de Cultura Pablo Avelluto, que nombró a su novia Carolina Azzi, como titular de coordinación audiovisual. Oscar Aguad, por su parte, colocó en ARSAT a su yerno Rodrigo de Loredo y Andrés Ibarra a su esposa Carla Piccolomini en el directorio de Radio y Televisión Argentina (RTA), como directora de Relaciones Institucionales.

Además, María Cecilia Loccisano, esposa del ministro de Trabajo, Jorge Triaca, fue nombrada coordinadora de la Unidad de Financiamiento Internacional en el Ministerio de Salud. Josefina Rouillet, esposa de Federico Sturzenegger, es gerenta general del Fondo de las Artes y la pareja de Rogelio Frigerio, Victoria Costoya, es coordinadora de Articulación de Asuntos Internacionales del Ministerio de Desarrollo Social.

Con algo menos de prensa, Gustavo Santos, ministro de Turismo, puso a su hijo, Matías Santos Crocsel, como jefe de asesores de gabinete. Mientras que Gabriela Michetti, que sí estuvo en el ojo de la tormenta, no nombró a su prima en el Senado sino que la ascendió dos categorías.El director del Indec, Jorge Todesca, nombró  a su hijo, Alejandro, asesor de gabinete “ad honorem”.

La política cambia, pero algunas prácticas quedan.