Quiénes son los que “amasaron” ñoquis en la Biblioteca del Congreso

En la denuncia, Macri evitó dar nombres. Hay referentes del peronismo que armaron la mega estructura. La verdad a medias del discurso “amarillo”.

El presidente en su discurso “re fundacional” escrachó a los ñoquis frente a las principales figuras políticas, sindicales y empresarias. Afirmó que la Biblioteca del Congreso tiene más de 1700 empleados y agregó que tiene más personal que las principales bibliotecas del mundo. Se podría decir que hay más empleados que libros.

La historia no es nueva. La Biblioteca se mudó a la calle Alsina con un ambicioso plan de restructuración y modernización del edificio. Las nuevas instalaciones, donde funciona hasta un estudio de radio, fueron inauguradas por Amado Boudou, cuando era presidente del Senado.

El edificio tiene un microcine para 140 espectadores con imagen 3D, espacios de exposición, un bar temático para lectores, salas para talleres y cursos, y las dependencias de digitalización, microfilmación y restauración audiovisual del patrimonio de la biblioteca.

Al paso de la modernización se fueron sumando capas de empleados que diferentes referentes políticos fueron “amasando” con la especial colaboración del Gremio de Empleados Legislativos, comandado por Norberto Dipróspero.

La respuesta no tardó en llegar. La Asociación de Bibliotecarios Graduados de la República Argentina (ABGRA), emitió un comunicado manifestando su “solidaridad con los empleados públicos de la Biblioteca del Congreso ante los dichos del presidente Macri”.

Actualmente, la Biblioteca del Congreso está a cargo de la diputada kirchnerista, Teresa García. La dirigente cercana a Aníbal Fernández, replicó furiosa: “este gobierno despidió empleados para reemplazarlos por propios de color amarillo. No me vengan con el cuentito de la austeridad”.

Desde el arranque de la democracia, la Biblioteca fue un nicho de fácil ubicación de tropa propia que se fueron alternando peronistas y radicales. La soga se fue tirando tanto que se produjeron chispazos entre los titulares entrantes y salientes de la administración. Cuentan que  Lorenzo Pepe una vez tuvo que defender a 118 empleados que había nombrado que la nueva autoridad debió sacar por faltas de espacio.

Otro que Cambiemos apunta sin nombrar, por ahora, es el ex Jefe de bancada del FPV en diputados, Agustín Rossi. Su acción de acomodar gente quedó expuesta cuando se nombró a su hija como Directora del Banco Nación.

El problema de fondo es si este discurso presidencial servirá para transparentar los cargos públicos, sin que signifique un simple cambio de color, donde los amigos de antes son malos y los nuevos son probos.

El gremio sacó un comunicado para contestarle a Macri. En el mismo, detalla algunos de los servicios en los que se ocupan a los más de 1700 empleados, entre los que menciona el Bibliomóvil que recorre el país, su referencia legislativa, los servicios generales de atención al público durante todo el año y su centro cultural.

Sobre el final el comunicado el gremio refuerza “la idea de que sin libre acceso a la información y sin derecho al conocimiento, no habrá crecimiento con desarrollo e inclusión posible para el futuro del país”.

Demasiado lavado para un dirigente gremial que no puede explicar su conducta pública peor que contó con las vista gorda de todos los gobiernos.

Parlamentarios aseguran que las palabras del presidente cayeron muy mal en un contexto de fin de año donde hay que sacar un paquete de iniciativas del Ejecutivo, antes de fin de año.

Lo cierto es que la cantidad de empleados de la Biblioteca del Congreso es escandalosa. Además, su presupuesto duplica el de la Biblioteca Nacional, una de las más importantes de América Latina. La Biblioteca Nacional cuenta con 38 empleados, según consta en el proyecto de presupuesto 2018. La del Congreso, en tanto, lo supera en 42 veces: en la actualidad tiene una dotación de 1613 empleados.

La administración de la Biblioteca del Congreso está a cargo de una comisión bicameral, que desde inicios de 2016 quedó en manos de la diputada ultrakirchnerista María Teresa García.