Recrudeció la pelea Carrió-Sanz por el aborto

El radical, nuevamente en la Mesa política del gobierno, fue quien convenció a Macri de favorecer el voto positivo a la despenalización. Miedo al efecto calle.

El gobierno dio un volantazo. La idea inicial de Macri fue quedar como quien abría históricamente un reclamo de las feministas locales, pero después quedaba bien con Francisco y la paraba. Sin embargo, la buena comunicación de las líderes de las marchas , la toma de los colegió , en suma la crecida de la ola verde, generó una visión de replanteo.

La Rosada siguió de cerca el conteo previo y 48 horas antes supo que la votación saldría de manera muy ajustada para un lado o para el otro. Fue entonces que intervino el consejero, Ernesto Sanz. Su partido fue aportante clave en diputados para que salga la ley. En cambio el Pro sufrió una dura grieta interna.

Se concluyó, en el seno del poder, que el costo más bajo ante las movilizaciones y el resultado ajustado era empujar el voto positivo ante algunos indecisos o votos “escondidos”, como adelantamos ayer.

Sanz , que no tenía demasiadas ganas de volver a las charlas de quincho, ahora junto a Monzó volvió a integrar la Mesa política. Piensa que la influencia externa que imprime Carrió es negativa e intenta neutralizarla.

En tanto, Carrió amenazó con romper. Sabe que su rival en la impronta radical fue decisivo en la definición de Macri de ir por esos votos sueltos del peronismo.

Queda claro que no fue magia. Al gobernador de La Pampa, Carlos Verna, le enviaron fondos por 400 millones de pesos por obras que estaban demoradas. Justo a tiempo para definir a los legisladores indecisos de esa provincia.