Un año del “Tío” Alberto, con un gobierno sin identidad propia

Se cumple el primer año de gestión, ensombrecida por la pandemia mundial y la vigilia permanente de Cristina.

“Entre mentiras y promesas
Aún sabe sonreír, tío Alberto…”

“Tío Alberto” es una canción emotiva del Nano Serrat que recuerda a un viejo amigo sumergido en un tiempo de nostalgia. Quizás le calce como una de las preferidas al presidente, en sus pasatiempos de guitarrista y cantante voluntarioso.

Sin embargo, “El Tío” en el peronismo tiene otra connotación que hace referencia al apodo de Cámpora, ex presidente de la Nación y delegado del poder de Perón cuando este estaba proscripto.

Con sus lacerantes mensajes, en cartas públicas estudiadas de a capítulos, Cristina de alguna manera sugiere permanentemente que Ella está proscripta por un sistema.al que su sofisticado esquema llama Lawfare.

Mediante este dispositivo, se trataría de obturar a los dirigentes populares en beneficio de intereses corporativos como los de la Justicia. Una verdadera mancha venenosa a la división de poderes.

No los distancia solo una cuestión de estilos. Algunos roces parecieran cuestiones de fondo. Ya no se hablan. La escriba, dueña del Senado, adscribe a la idea que sus retos públicos son para ayudarlo. En la Rosada tratan de disimular la fosa cada vez mas onda.

Un año de gobierno de Alberto es en síntesis la historia de un delegado del poder que todo el tiempo debe fingir ser independiente de los deseos de su vice. Una suerte de Cámpora sin mística ni Relato.

La fantasía de poder independizarse gradualmente, de esa deidad kirchnerista, quedó en eso: pura fantasía, al menos en el primer aniversario.

“Los funcionarios que no funcionan” es una frase bomba aún activada en los pasillos del poder. Hacer pocos cambios y demorar los futuros, es hasta aquí la respuesta que encontró a mano el presidente.

La primera etapa de al Pandemia, lo tuvo como un líder positivo que rearmó el sistema de salud para evitar que los médicos tuvieran que optar a quien ponerle un respirador. Con el último aliento del siniestro 2020, los números de muertes discuten el éxito de su estrategia de aislamiento prolongado.

Varios analistas intentan ser comprensivos ante las severas dificultades que vinieron con una plaga de cisnes negros. “Podría haber sido peor”, es la síntesis de la complacencia.

Varios analistas intentan ser comprensivos ante las severas dificultades que vinieron con una plaga de cisnes negros. “Podría haber sido peor”, es la síntesis de la complacencia.

Sin duda, siempre se pude estar un poco peor, salvo cuando se toca fondo como el 2001, donde entonces la frecuencia es ir mejorando.

Ese fondo se evitó, por ahora, en dos acciones que van en el haber del actual gobierno. Recompuso la senda negociadora con el FMI y utilizaron el estado para proteger a los sectores más postergados , aplastados por los efectos de la crisis económica, la inflación y  el virus. Una tormenta perfecta.

Su falencia notoria pasa por la identidad de un rumbo. Alberto fue el anti Grieta pero además quien encaró una quita importante de recursos a la ciudad. El que quiere hablar con el Mundo y a la vez se cierra en Venezuela y Evo. También el componedor social y el del ajuste a los jubilados.

No pidamos más a un gobierno poco aspiracional. con una sociedad también poco exigente. Alberto no tuvo tiempo de acomodarse ante un singular armado de poder que sigue conteniendo la pregunta inquietante: ¿Quién manda y quién es el mandado?